miércoles, 28 de noviembre de 2007

Trastorno bipolar: La enfermedad de los genios

Transitar cíclicamente por depresiones y euforias no implica sólo un problema psicológico, sino también un desbalance neuroquímico. Cerca del 2% de la población es bipolar
La Nación RevistaDomingo 21 de Enero de 2007
Qué tuvieron en común Edgar Allan Poe, Miguel Angel, Virginia Wolf, Piotr Tchaikovsky, Cary Grant y Vincent Van Gogh? Su talento, es cierto. Sin embargo, cada uno de estos genios sufría una alteración que obraba como disparador de su creatividad, y quizá nunca lo supieron: el trastorno bipolar, más conocido como enfermedad maníaco-depresiva. Se dice que el famoso cuadro de Edvard Munch El grito podría haber estado inspirado en una de las cíclicas crisis del atormentado pintor.
Si se habla de bipolaridad lo más frecuente es pensar en una persona deprimida que no sale de la cama y que, en su etapa maníaca, compra autos de manera compulsiva. Y algo de ello hay, pero esta enfermedad tiene muchos más matices –y no siempre negativos– por descubrir.
Se trata de un problema del sistema nervioso que afecta las sustancias especializadas del cerebro (neurotransmisores) reguladoras del estado de ánimo. Quienes lo sufren pasan alternativamente de la euforia a la depresión, proceso que puede ocurrir en cuestión de horas, días, semanas, meses o años.
¿Cómo se desencadena?, ¿es sólo una deficiencia neuroquímica?, ¿un factor genético?, ¿o tiene que ver con el contexto familiar?
“Es una cadena de acontecimientos –explica el doctor Alejandro Lagomarsino, creador de la Fundación de Bipolares Argentina (Fubipa) y presidente honorario del Capítulo de Psicofarmacología de la Asociación de Psiquiatras Argentinos–. Hay predisposición genética, pero los genes que predisponen se activan en situaciones de estrés.” En ese punto está de acuerdo el doctor Marcelo Cetkovich-Bakmas, responsable de la Unidad de Trastornos del Animo del Instituto de Neurología Cognitiva (Ineco): “Los factores estresantes, como las pérdidas, afectan la capacidad de autorreparación del cerebro, la lentifican”.
Entre ciclos
“El carácter ciclotímico es una variante normal del humor: todos tenemos días malos y días buenos”, aclara Cetkovich-Bakmas, que es, además, jefe del Departamento de Psiquiatría del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro.
Pero las cosas cambian cuando esos ciclos se hacen más marcados. Si una persona tiene etapas de tristeza, se encierra en sí misma, tiene trastornos del apetito y el sueño, seguramente está deprimida. Pero si luego mejora notablemente, se acelera, está contenta, exaltada, quizás irritable, comienza a entusiasmarse por un trabajo o un nuevo amor, y en los casos más graves delira, seguramente está transitando una etapa de euforia.
Hasta hace sólo 20 años se conocía muy poco sobre esta enfermedad. “Pero ahora hemos descubierto que hay muchas más personas de lo que se creía con este problema”, dice Cetkovich-Bakmas. En este sentido, se sabe que afecta a cerca del 2% de la población (y no al 1%, como se suponía), que es más frecuente entre las mujeres y aparece en la adolescencia o en los primeros años de la adultez.
¿Es posible afirmar en la primera consulta que alguien es bipolar? Según los especialistas, no es tan sencillo: puede tardarse hasta 10 años en dar un diagnóstico certero. “A los enfermos bipolares se los confunde con esquizofrénicos, depresivos unipolares, ansiosos... Y se los somete a tratamientos que no ayudan. A veces, los empeoran”, dice Cetkovich-Bakmas.
En su etapa eufórica, las personas difícilmente piden ayuda: no pueden reconocer que algo malo les pasa porque se sienten bien.
Por eso recomiendan la primera entrevista cuando la familia las encuentra deprimidas. “Si se sienten mal, es más fácil ayudarlas”, aclara Lagomarsino.
Hay tres pilares terapéuticos: la medicación, la psicoterapia y la psicoeducación. “Los bipolares sufren un deterioro cognitivo que si no se trata puede ser mayor, ya que la depresión es muy tóxica para el cerebro, así que recomendamos tratarlos lo antes posible”, agrega Cetkovich-Bakmas, al tiempo que señala que la medicación tiene como objetivo, básicamente, mantener bajo control las alteraciones del ánimo. El carbonato de litio se usa hace 50 años y sigue siendo aun hoy el más recetado.
La psicoterapia es otra herramienta esencial. Ayuda a cambiar aspectos de la vida y a mantener el tratamiento. “El problema es que la mayoría de ellos sienten que cuando están estabilizados pierden creatividad. Es que, en su etapa de euforia, experimentan una sensación ‘primaveral’, intensa, que no perciben cuando toman la medicación –explica Lagomarsino–. Pero dejar los remedios puede empeorar las cosas. Hay evidencia de que, si se interrumpe el tratamiento, puede haber una recaída y, luego, al volver a utilizar el litio, el cuerpo ya no responde”.
La psicoeducación es el tercer elemento: permite que la persona esté informada, que sepa lo que le va a ocurrir. “Son métodos que ayudan al paciente a convertirse en actor de su propio tratamiento”, piensa Cetkovich-Bakmas. Por eso los grupos de autoayuda son útiles para pacientes y familiares. Son organizaciones de ayuda mutua, gratuitas, coordinadas por un enfermo recuperado o un pariente. “Nadie va a entender mejor que ellos mismos lo que les está ocurriendo –reflexiona Lagomarsino–. Es alguien que pasó por lo mismo y pudo superarlo. Se lo dice un par, no un médico que lo señala con el dedo.”
Por Paula Halperin paulahalperin@lanacion.com. ar
Para saber más:# Fundación de bipolares argentina: www.fubipa.org.ar# Fundación mundo bipolar : www.mundobipolar.org# Instituto nacional de sicopatologia: www.inapsi.com.ar
Una luz en el infierno
"… el trastorno bipolar es una condición humana fascinante y la vez trágica... Mientras la mayoría de los pacientes bipolares psicóticos no son líderes ni creadores, constituyen el reservorio de los genes que, en una forma diluida, podrían ser las semillas de la genialidad” (Hagop S. Akiskal en: Akiskal, Cetkovich-Bakmas, García Bonetto, Strejilevich y Vázquez: Trastornos bipolares. Conceptos clínicos, neurobiológicos y terapéuticos. Panamericana, Buenos Aires, 2006). Gente exitosa, políticos, artistas reconocidos, músicos, actores... Hay una característica particular que suele ser bastante común entre los bipolares: “Es reconocido que estas personas son más creativas y capaces”, afirma Lagomarsino.
Eduardo Greco, psicoanalista, dice en su libro La bipolaridad como don: “Al perderse los bordes, las restricciones y hasta las inhibiciones, el maníaco hace crecer la fuerza de todas sus funciones, rendimientos y actividades.” Se dice que Schumann llegó a escribir alrededor de 40 sinfonías en un año. Según Eduardo Greco, la oscilación emocional va acompañada de una serie de talentos que, al no ser desarrollados, se convierten en afección.
Por P. H.Los síntomas
Etapa maníaca: euforia con excesivo optimismo, alegría y vitalidad. Marcada disminución del sueño. Aumento del interés sexual, a veces con conductas inapropiadas. Alto nivel de energía y actividad, locuacidad excesiva. Extrema irritabilidad, inquietud, agresividad. Desmesurada valoración de sí mismo (grandiosidad). Cambios emocionales rápidos e imprevisibles. Conductas riesgosas sin tener en cuenta las consecuencias. Gastos excesivos.
Etapa depresiva: sentimientos exagerados o inapropiados, de tristeza, desesperanza, ansiedad, desgano y/o pesimismo. Pérdida de energía y motivación. Apetito disminuido o exagerado. Sueño disminuido o exagerado. Pérdida de interés o placer en las actividades usuales. Perturbaciones en la concentración y la memoria. Ideas recurrentes de muerte, de suicidio.Grupos de autoayuda
# Iglesia de Santa María (Fubipa) Avda. La Plata 286 (y Rosario). Reuniones, el 1er. sábado de cada mes, a las 10, y el 3er. lunes, a las 19.30.
# Parroquia San Martín de Tours. San Martín de Tours 2939. Reuniones: el 2° sábado de cada mes, a las 10, y el 4° jueves, a las 19. 30
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http://www.lanacion.com.ar/edicionimpresa/suplementos/revista/nota.asp?nota_id=875748

Los ataques de pánico afectan tres veces más a las mujeres

Transpiración intensa, sofocos, temblores, dolor en el pecho, miedo a morir en ese mismo instante. Estos son sólo algunos de los síntomas de un ataque de pánico, un trastorno que en la Argentina se diagnostica cada vez más debido a que, por un lado, los médicos están más entrenados para identificarlo y a que, por otro, los mismos pacientes se animan a consultar. Pero este trastorno tiene una particularidad: afecta más a las mujeres que a los hombres. La proporción es de un varón por cada tres mujeres.Un reciente estudio realizado por la Fundación Fobia Club —es una institución dedicada al diagnóstico y tratamiento de trastornos de ansiedad— reveló que sobre 872 pacientes tratados por ataques de pánico entre febrero de 2000 y febrero de 2006, el 82 por ciento fueron mujeres.En la Sociedad Argentina de Trastornos de Ansiedad manejan estadísticas similares. "Hay una proporción de tres mujeres por cada hombre", dijo a Clarín su presidente, el psiquiatra Alfredo Cía. Y agregó: "Esta proporción no se da solo en nuestro país, se repite en todo el mundo".El ataque de pánico es un desorden que fue descripto con precisión en 1978 en el Manual de Diagnóstico y Estadística de los Trastornos Mentales, publicado por la Asociación Estadounidense de Psiquiatría. Recién a principios de la década del '90 la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo reconoció como un trastorno mental. No es que antes la gente no sufriera ataques sino que costaba dar con el diagnóstico.Era común que los pacientes tuvieran que peregrinar de consultorio en consultorio en busca de una cura que casi nadie acertaba en encontrar.La enorme mayoría iba al cardiólogo porque pensaba que —mientras sufrían un ataque de pánico— estaban por morir de un paro cardíaco. Pero de los estudios, claro, surgía que en realidad estaban sanos."En 1995 la demora en diagnosticar el ataque de pánico en la Argentina era de 7 años en promedio. Ahora ese promedio bajó a 3 años gracias a que los profesionales y los propios pacientes manejan más información", explicó Alfredo Cía.Ahora, el punto es por qué estos ataques son más frecuentes en las mujeres."Esta mayor vulnerabilidad de las mujeres tiene varias explicaciones. Por un lado hay razones orgánicas (el sistema nervioso de las mujeres es diferente del de los hombres) y psicosociales (la sociedad no espera lo mismo de una mujer que de un varón). Y también hay razones hormonales: los cambios que una mujer sufre a lo largo de su vida la hacen más vulnerable", señaló el psiquiatra Enzo Cascardo, director del Centro IMA, dedicado a las investigaciones de ansiedad.Para el psiquiatra Gustavo Bustamante, vicepresidente del Fobia Club, también existen otros motivos que llevan a que en las mujeres haya una mayor prevalencia de este desorden. "Las mujeres pueden tener una mayor sensibilidad a detectar los niveles de miedo. Quiero decir: un hombre puede detectar que está sufriendo una situación de nerviosismo —sostuvo Bustamante— y se descarga de una manera agresiva. Quizá nunca llega a asociar que lo que estaba teniendo era simplemente miedo".¿No será que no es que haya más mujeres que padezcan de este desorden sino que simplemente ellas consultan más que los hombres? "Para nada —contestó Alfredo Cía—. Sus síntomas son tan dramáticos que las personas, independientemente del sexo, siempre consultan. Además no hay que olvidar que la misma proporción se repite en todos los países". Antes de fin de mes, Cía editará un libro sobre este trastorno, "Como superar el pánico y la agarofobia".Los ataques habitualmente ocurren por primera vez entre los 27 y 28 años. Esto podría ser un indicador de su origen genético. Pero también es cierto, advirtieron los expertos, que es a esa edad cuando muchos finalmente se independizan de sus padres y entran de lleno al mundo adulto.La mayor parte de los que sufren ataques de pánico se vuelven agorafóbicos, es decir sufren un temor obsesivo a los espacios abiertos. "Como en los ataques la persona piensa que se va a morir de un infarto, muchos temen tener un ataque en un lugar público y que nadie los ayude. Entonces terminan encerrados en sus casas. Muchas veces ni siquiera se animan a sacar la basura o a colgar la ropa en el patio", sostuvo el psiquiatra Bustamante.El tratamiento es bastante estándar. Empieza con terapia y fármacos, generalmente antidepresivos y ansiolíticos. Después llega lo que puede considerarse el tratamiento de choque: enfrentar al paciente a lo que más teme, las salidas a lugares públicos. Tres meses más tarde, en promedio, los pacientes están totalmente recuperados.

A cualquiera le puede pasar

La cantante se desmayó en el escenario durante una presentación en la ciudad santafesina de Piamonte- Su hermano, Joaquín, aseguró que se debió a la emoción de verse nuevamente frente a su público. La cantante Lucía Galán, integrante del dúo Pimpinela, se desmayó anoche en el escenario durante una presentación en la ciudad santafesina de Piamonte, a unos 600 kilómetros al norte, la primera que había tras un receso por problemas de salud.La artista sufrió una lipotimia, dijeron los médicos que la asistieron, según reportó hoy.Su hermano y compañero de dúo Joaquín Galán informó que Lucía sufrió un ataque de pánico por la emoción de verse nuevamente frente a su público.Pimpinela volvía ayer a sus actuaciones después de que Lucía Galán superara un cuadro de isquemia cerebral que la había dejado hemipléjica.La cantante estuvo varias horas en observación en el hospital de Piamonte y luego fue dada de alta, tras lo cual el dúo emprendió el regreso a Buenos Aires en automóvil.En una rueda de prensa, el mes pasado, Lucía informó que aunque todavía sigue un tratamiento para recuperar totalmente la movilidad de su brazo derecho, en 2007 y en paralelo con su labor musical, se integrará a una comedia televisiva. Fuente: 15 de enero de 2007 (Infoabe- MR)

Test

AUTOEVALUACIÓN
Esta es una lista con los criterios actuales para detectar un cuadro de ataque de pánico.Marca al lado de los siguientes síntomas - si los tuvieras- :
Palpitaciones o taquicardia o una sensación de que "el corazón salta del pecho"
Transpiración intensa
Temblores o sacudidas
Sensación de respiración corta o entrecortada, ahogos o que "te falta el aire"
Sofocos intensos
Dolor o malestar en el pecho
Náusea o malestar abdominal
Sentirte inestable, débil y extenuado/a, "con la cabeza vacía"
Mareos o vértigos
Sensación de terror, de desrealización (sentimientos de irrealidad) o de despersonalización (sentirse desapegado de uno mismo)
Miedo a perder el control o a volverte loco/a
Miedo intenso a morir o a padecer un ataque al corazón
Parestesias (calambres, hormigueos o "electricidad" en los miembros), entorpecimientoo sensación de parálisis, zumbidos en los oídos
Calores o escalofríos
Si padeces 4 o más de los anteriores síntomas, sin una condición médica que lo justifique, podrías estar padeciendo un cuadro de ataque de pánico, para el cual hoy la Psiquiatría dispone de efectivas soluciones con tratamientos combinados (psicoterapéuticos y farmacológicos).